¿Cómo crear una narrativa de marca épica? Se dice que las grandes marcas lo son por su historia. Pero, ¿qué hacer cuando tu marca no tiene historia?¿Qué es la narrativa de marca?
En la era posmoderna el relato adquiere protagonismo por encima de los hechos., es la narrativa de marca Se trata de dar vida a la marca a través de una idea que represente sus valores y creencias. Dicho de otra forma: cuando no tienes historia, te inventas una.
El caso Habla, la marca que nació para revolucionar el mundo del vino
La historia de la marca Habla es un buen ejemplo de cómo aprovechar las ventajas de tenerlo todo en contra. Trujillo (Cáceres) año 2000, una zona sin una gran tradición vitivinícola, un proyecto nuevo cuyos promotores poseían una notable trayectoria empresarial pero en sectores lejanos al vino. Un viñedo recién plantado en una finca con suelos difíciles y limitados recursos hídricos. Un equipo joven con gran talento individual pero aún sin una trayectoria reconocida y sin experiencia previa de trabajo en común.
Así surge un proyecto poco convencional con la necesidad urgente de hacerse un hueco en un mercado muy tradicional donde no existían propuestas que se salieran de lo común. A todos estos factores adversos se interponían el deseo y la convicción de elaborar unos vinos de gran calidad, con una marca que revolucionara el sector. Todo esto solo podía desembocar en un fracaso absoluto, o en un proyecto épico.
Creando el mito
¿Cómo construir a una historia para una marca que carecía de ella? El folio en blanco que se tendía ante nosotros era también un universo de infinitas posibilidades, pues las mejores historias no solo se basan en hechos, sino también en símbolos.
Así, nuestra leyenda no empieza en el año 2000, sino en 1513. Apenas terminada la titánica tarea de decorar la bóveda de la Capilla Sixtina, Miguel Ángel retoma un encargo anterior igualmente ambicioso: el colosal conjunto escultórico de cuarenta estatuas para la tumba de Julio II, cuya figura central iba a ser el profeta Moisés en éxtasis tras haber recibido el mandato divino.
Sin previa explicación y posiblemente atenazado por las fuertes demandas económicas de la rehabilitación de la basílica de San Pedro, el papa interrumpió sus donaciones al artista.
Truncado el proyecto de esta forma abrupta, Miguel Ángel, sin embargo, persistió en la finalización del Moisés, que él mismo consideraría su obra más realista. Se dice que al terminarlo, el genio del Renacimiento tomó su maza de escultor y con un golpe en la rodilla le espetó: ¡Habla!, sintiendo que quizá lo único que faltaba por extraer de aquel trozo de mármol era la vida misma. Todavía hoy los curiosos acuden a contemplar una marca que corona la rodilla de la estatua, quizá obra del martillo del artista.

Esta historia nos conmovió profundamente y con ella decidimos rendir homenaje al artista italiano; un adelantado a su tiempo, un genio cuyos niveles de exigencia, tenacidad y búsqueda de la perfección no tenían parangón.
Aquel era el ejemplo sobre el que debían asentarse los pilares del proyecto Habla: los valores de la excelencia, el sentido de la belleza, lo trascendente, el refinamiento y, ante todo, la creencia vehemente en la propia visión sin dejarse influenciar por modas pasajeras o por las corrientes del momento.


A veces una sola palabra lo cambia todo
La leyenda cuenta que Miguel Ángel consideraba a su Moisés como la cumbre de su arte. Al terminarlo, golpeó la rodilla de la estatua con su maza y dijo: ¡Habla!
Así creamos la marca Habla, una de las más singulares en el mundo del vino y un ejemplo de cómo crear una narrativa de marca épica. Su abrumador éxito posterior es… historia.


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