El Diseño de Etiquetas de Vino: de lo estético a lo estratégico
¿Es posible que el diseño sea una de las claves del éxito de un vino y, al mismo tiempo, una de las herramientas menos entendidas y explotadas?
Como consultor y diseñador especializado en bodegas, a menudo recibo la petición de: “necesitamos un diseñador de etiquetas de vino para nuestra bodega” o “necesitamos rediseñar nuestras etiquetas”. Cada vez que escucho alguna propuesta similar, trato de entablar un diálogo con el cliente para entender el problema de fondo. He de decir que la necesidad real rara vez coincide con el “diseño de etiquetas” y habitualmente plantea retos mucho más importantes y decisivos para el negocio.
El diseño y en particular el diseño de etiquetas de vino, ha de verse siempre como una herramienta estratégica, tanto comercial, como de branding. La estética es importante, por supuesto, pero debemos verla como una palanca decisiva para impactar directamente sobre el negocio.
Una botella es mucho más que un recipiente de cristal con etiquetas; es un icono de consumo, es una declaración de intenciones acerca de todo lo que representa la bodega y las personas que lo producen pero, sobre todo, es el vehículo principal de contacto del público con la marca.

A continuación vamos a aportar algunas sugerencias y consejos prácticos para comprender el diseño de marcas de vinos y, específicamente, el packaging de vinos en todo su potencial estratégico.
1. El vino no es un producto, es una experiencia
Piensa en un contexto de consumo e imagina un relato lo más descriptivo posible de cómo se desarrolla esa escena con tus clientes ideales. ¿Quién o quiénes son los protagonistas y cómo son esas personas?, ¿Qué marcas les gustan?, ¿Cómo visten?, ¿Están consumiendo el vino en privado o en público? ¿Solos o acompañados? ¿Qué representa el vino en ese momento de consumo? y, lo más importante ¿Por qué eligen una marca de vino y no otra?
2. Piensa en cómo hacer para que lo deseen, antes incluso de conocerlo
Estamos paseando entre los anaqueles de una vinoteca y la mayoría de botellas son casi iguales en la distancia: un formato y capacidad similar, mismo material, cápsulas, adhesivos de papel.. En un entorno así ¿qué tendría que tener una marca para llamar la atención sobre las demás? Piensa en cómo debería ser dicha botella para captar la atención desde una distancia en la que no fuera posible leer el nombre o los detalles de la etiqueta principal.

3. Ponle el precio primero
Esto puede sonar contraintuitivo, pero es una estrategia muy potente. La pregunta importante no es “cuánto cuesta”, sino “cuanto tiene pinta de costar”. Volvamos a nuestro buyer persona; el precio es un atributo de marca, pero más importante aún es el valor percibido. Aquí el diseño de etiquetas de vino juega un factor decisivo en el contexto del planteamiento estratégico que estamos desarrollando. Nuestro cliente ideal tiene que responder sí internamente a la pregunta de si el precio que se le pide está justificado por lo que cee que va a obtener.
4. Huye del consenso
Lo que a nadie molesta, a nadie emociona. De la misma forma que las personalidades fuertes tienen admiradores y detractores, una buena marca se caracteriza por planteamientos firmes y sin concesiones. Esto no quiere decir que hay que buscar siempre la provocación (salvo que el mensaje principal de tu marca sea ese), lo que hay que buscar siempre es la diferenciación. No hay peor cosa que un producto anodino o sustituible por cualquier otro.
5. Evita el lenguaje “experto”
La erudición enológica o el exceso de explicaciones sobre procesos técnicos de elaboración solo sirven para alejar al público de la esencia del vino. El vino es sensaciones, emoción, por tanto, el lenguaje tiene que ser el del corazón, no el de la mente.

6. Cuenta una historia
Esta es la parte más importante de una marca. Como consumidores no queremos una explicación, queremos una historia. La narrativa de marca o “storytelling” es la herramienta de marketing más potente que existe y el diseño tiene que contribuir a contar esa historia. A veces, más importante que el tema de la historia es la estructura narrativa; el hecho de crear intriga y tensión para luego resolverla. Las historias más fuertes y con las que establecemos una identificación más potente, son aquellas que hablan de personas en un momento decisivo de sus vidas, porque son estos momentos los que las definen y donde brilla la esencia de lo humano. En todas las marcas de mundo del vino que hemos tenido la oportunidad de crear, nuestro foco siempre ha estado en construir primero una gran historia.
7. Busca un elemento único y reconocible
Todas las grandes marcas tienen algo que las hace identificables al instante. El diseño tiene el poder de la inmediatez y su lenguaje es el color, la forma, los símbolos. Normalmente en esa gran historia, mito fundacional o narrativa de marca hay un elemento que simboliza toda la trama. Utiliza dicho elemento como piedra angular del diseño.
En un mundo saturado de opciones como el del vino, ser inolvidable no es un lujo o una aspiración utópica, sino una necesidad básica. Un diseño inteligente es la herramienta definitiva para lograrlo.
