¿Qué es el scent branding?
El scent branding o branding olfativo es el área de especialidad dentro del branding sensorial en la que el canal elegido para transmitir el mensaje de marca es el sentido del olfato. En torno a esta disciplina existe cierta confusión terminológica y de conceptos dado que se trata de algo relativamente nuevo. El principal equívoco viene de considerar la impronta olfativa como una actividad de marketing. El objetivo del branding olfativo no es la venta, sino la construcción de identidad. El branding olfativo consiste en identificar una marca con un aroma que transmita los atributos que dicha marca encarna.
Igual que la identidad visual busca establecer unos códigos formales y de colores que identifiquen a una marca, lo mismo se pretende al elegir un aroma que la represente a nivel olfativo. Para hacer esta elección, el criterio primario se basa en escoger una fragancia que refleje la idea de marca y sus atributos de personalidad. Siendo así, podemos imaginar perfectamente las diferencias sustanciales que pueden existir entre el perfume de una firma de abogados frente al que tendría una compañía discográfica independiente o una tienda de moda urbana enfocada a un público adolescente femenino, por poner un caso.
Pese a que el scent branding no es exactamente nuevo, a día de hoy existen pocas compañías que utilizan este vehículo de transmisión de marca dentro de su mix de branding. Un buen ejemplo es Zara Home, que no solo se caracteriza por contar con un aroma perceptible desde la entrada de sus propios establecimientos, sino que además desarrolla una extensa línea de perfumes para el hogar (o la oficina) en diversos formatos.
Marca corporativa, marca personal
Lo que es válido en el mundo de la empresa para construir una marca corporativa, lo es también para construir una marca personal; los mecanismos vienen a ser prácticamente idénticos.
La firma olfativa a través de un perfume es algo que muchas personas hacen de forma espontánea. Ciertos aromas nos atraen porque nos resultan más agradables que otros, pero también los llenamos de contenido, los asociamos a vivencias y atribuimos todo tipo de connotaciones del carácter. Así nos referimos a un determinado perfume diciendo que es muy masculino, que transmite autoridad, complejidad, que es oscuro o luminoso, pesado, vivaz y un largo etcétera de adjetivos.
Todos esos rasgos que vemos en la esencia son aquellos con los que nos identificamos o nos gustaría incorporarlos a nuestra propia personalidad. También es habitual el uso de varios o incluso muchos perfumes por parte de una misma persona, bien por disfrute de todos ellos, o bien porque cada uno resulta apropiado para un contexto determinado. Pero no es menos cierto que cada persona tiene un perfume que considera como su firma olfativa, casi una extensión de su identidad.
Aquí surge otro matiz en lo que se refiere a branding personal. A diferencia de las marcas, que normalmente tienen una identidad poco abierta a matices y cambios, las personas adoptamos diferentes roles en las distintas facetas de nuestra vida, e incluso a lo largo de nuestra trayectoria vital, estados de ánimo, etcétera.
Hay, por tanto, un tipo de aromas que elegimos para «vestirnos» dependiendo del momento y de la intención. La elección de este tipo de perfumes responde más a cuestiones circunstanciales y preferencias contextuales, que a criterios de branding. Pero si hablamos de nuestra «marca personal» (sobre todo en el ámbito laboral o de imagen pública), aquí sí que la elección está guiada por la afinidad con los atributos que proyecta un perfume determinado, los cuales queremos comunicar como parte de nuestra propia identidad.
Podemos afirmar que el uso de fragancias puede ser una herramienta muy interesante y potente para consolidar nuestra identidad de marca, tanto en lo personal, como en el ámbito profesional.
Dicho todo esto, la pregunta es: ¿cuál es tu sello olfativo personal? ¿Qué perfume es tu firma?
Dejo un enlace muy interesante del blog de Carlos Rubio que complementa algunas cosas de las que aquí se hablan.