El diseño de lo imposible
Hay sueños que nos impactan por su realismo y verosimilitud. Su apariencia a veces es más convincente que la propia realidad. Se caracterizan por imágenes con colores vibrantes y de un realismo apabullante que nos inquietan y se instalan para siempre en nuestro recuerdo.
Si hay alguien que ha sabido recrear esos mundos oníricos en el plano real, ese ha sido sin duda Storm Thorgerson, uno de los mejores diseñadores gráficos de todos los tiempos. Saltó a la fama por el diseño de Pink Floyd con unas portadas arrebatadoras y aún continúa capturando nuestra imaginación.
Storm Thorgerson ocupa un lugar de honor en la historia de la música rock. Bandas míticas como los citados Pink Floyd, Led Zeppelin, Scorpions, Genesis, Yes o Peter Gabriel entre muchos otros, deben su imagen y una parte importante de su éxito a sus creaciones.
Los paisajes del subconsciente
La carrera como creador de Storm Thorgerson despega en el año 1968 con la fundación de su estudio Hipgnosis, junto a Aubrey Powell. Comienza su andadura diseñando el segundo disco de la banda Pink Floyd, de quien además eran amigos y a quienes acompañarían hasta más allá de la disolución del grupo. Se decía que Hipgnosis era el quinto miembro de Pink Floyd, igual que el productor George Martin era considerado como el quinto Beatle.
En perfecta sintonía con la música de Pink Floyd, el universo visual creado por Thorgerson en Hipgnosis nos transporta a un mundo mágico que, sin embargo, se nos presenta como real. Pero la apuesta estética con Pink Floyd no era una excepción, sino la regla del estudio; en una época de culto a los gigantes de la música pop, los diseños de Hipgnosis se caracterizan por el hecho de no mostrar casi nunca a los miembros de las bandas para quienes trabajaron.
El universo visual y temático de Hipgnosis bebe directamente de las fuentes del surrealismo, con elementos y situaciones cotidianas descontextualizadas, objetos despojados de su escala normal para presentarlos de forma sobredimensionada y la presencia de la figura humana en forma de arquetipo universal en medio de semejante drama. Los modelos de las escenas compuestas por Thorgerson representan a cualquier ser humano y a todos a la vez. No son protagonistas, sino un espejo de nuestro propio subconsciente. El diseño de Pink Floyd, con una estética radicalmente nueva para la época, sorprendió al mundo con esta iconografía llena de imaginación.
Más allá de la realidad
En la obra de Storm Thorgerson vemos claramente el legado del realismo mágico de René Magritte. El artista belga aportó al surrealismo el concepto de ilusionismo más allá de las fantasías u obsesiones privadas. El británico desarrolla en su particular repertorio, un mundo real que amplifica las posibilidades de nuestra imaginación y desafía las leyes de la física y la lógica.
Para conseguir este efecto, Storm Thorgerson tenía una ética de trabajo inquebrantable e innegociable. Dicha práctica consistía en crear sus imágenes mediante artefactos y maquetas a tamaño real que después serían fotografiados. Su mantra era: “hazlo de verdad”. Por eso su medio de expresión era la fotografía que tomaba con su fiel Hasselblad de medio formato.
Resulta irónico que incluso la marca de su herramienta de trabajo aludiera tan perfectamente a las implicaciones de su ética profesional (Hassle, molestia en inglés y Blad, afilada). Y es que la realización de las imágenes que luego se convertirían en las portadas más icónicas de la historia de la música grabada, en muchas ocasiones suponían una movilización de recursos y presupuesto superiores a la propia grabación del disco. Alguna de las producciones de Thorgerson tenían un coste similar al de un inmueble a precios de la época. Pero dichas inversiones retornaban después en forma de ventas millonarias de los discos que tocaba con su magia.
En los comienzos de Hipgnosis no existía Photoshop, pero incluso en sus últimos años, Storm Thorgerson se negaba sistemáticamente a utilizarlo, salvo para cuestiones menores de retoque de color. Su idea de «fabricar» una realidad más allá de la realidad se mantuvo hasta el final.
El legado del genio
La huella dejada por Thorgerson va más allá de lo meramente estético y, por supuesto, de ser el responsable del diseño de Pink Floyd. StormStudios, la empresa que fundara a principios de los noventa, aún continúa su trabajo intentando mantener viva la llama de su creador. La huella dejada por el genio británico es mucho más profunda y abarca a toda una generación de diseñadores y creadores como Stefan Sagmeister o Chris Cunningham. La idea de ver el diseño como una puerta a otros mundos, una ventana a la imaginación y, sobre todo, la reivindicación de la capacidad de crear con mayúsculas, de fabricar la realidad y además hacerlo de verdad, como a él le gustaba.
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Para saber más, en este enlace de Pinterest estamos recopilando la obra completa del diseñador Storm Thorgerson.